1/16/2008

Manuel Calvo Hernando Divulgador

¿Popularización de la ciencia o alfabetización científica?
LA DIVULGACION DE LA CIENCIA COMO OBJETO DE INVESTIGACION
Empieza a hablarse de "alfabetización científica" más que de "populariza-ción de la ciencia". Aunque puedan advertirse matices entre una y otra expresión, se trata en los dos casos de ayudar al público a superar sus temores sobre la ciencia. Hay muchos problemas, y quizá el mayor sea el retraso de la difusión en relación con los prodigiosos avances científicos actuales; otro sería un desfase entre sociedad y comunidad científica. Pero poco a poco se va progresando: en Europa, la ciencia "vende" en los medios informativos.

1. TEMORES SOBRE LA CIENCIA

En primer término una cuestión de terminología. Periodistas científicos y estudiosos europeos creen que debe cambiarse la expresión "popularización de la ciencia", ya que el concepto ha evolucionado a lo largo de los últimos años. Ahora se prefiere pensar en "alfabetización científica", "entendimiento o conocimiento público de la ciencia" o "cultura científica". En todo caso, la idea básica es llevar la ciencia al público en general, para atender así al requerimiento social de información científica y satisfacer la necesidad de que científicos, docentes, pe-riodistas y escritores ayuden al hombre común a superar sus temores en relación con la ciencia. Estos temores son, básicamente, el miedo a lo desconocido, a lo incomprensible y a lo extraño o misterioso. Muchas personas -podría decirse que la mayoría en nuestras sociedades- ve en la ciencia algunas de estas características, derivadas del desconocimiento o de la incomprensión, y también de los cambios revolucionarios y para muchos inquietantes, que la ciencia y la tecnología introducen en nuestra sociedad desde la Revolución Industrial pero sobre todo en la segunda mitad del siglo XX, a partir de la bomba atómica y posteriormente con las fantásticas innovaciones y sorpresas que nos deparan dos gigantescos y apasionantes conjuntos de disciplinas científicas y sus consecuencias tecnológicas y humanas: los avances de las telecomunicaciones y la informática, por un lado, y los descubrimientos, grandiosos y aterradores, de la biología y especial-mente de la genética, por otro.

El mayor problema actual de la divulgación de la ciencia en el mundo puede ser el retraso que sufre, si se compara con los avances gigantescos de la ciencia y la tecnología y con su influencia creciente y decisiva en el individuo y en los grupos sociales de nuestra época y, sobre todo, del futuro inmediato.En este sentido, los progresos no han respondido a las esperanzas; no hemos sido capaces de establecer un diálogo entre la ciencia y la sociedad. En los años cincuenta del siglo XX ya se advertía con carácter casi general la importancia de la divulgación científica en los medios informativos para la formación o el enriquecimiento -según los países y las sociedades- de una cultura integral adaptada a las necesidades de nuestro tiempo. Ya se percibía entonces la necesidad, para el desarrollo cultural de un pueblo, de que cierto tipo de investigaciones, hallazgos, descubrimientos, experimentos y preocupaciones de los científicos y de los dirigentes sociales y culturales fueran transmitidos al público, que forma parte de una sociedad caracterizada por el ideal científico, pero que, paradójicamente, sabe muy poco sobre la ciencia y la tecnología que están cambian-do el mundo y que trastornan radicalmente la vida cotidiana de cada uno de noso-tros.
En 1954, el Imperial College of Science and Technology, de Londres, se lamentaba de que la prensa británica dedicara poco espacio a la divulgación de la ciencia. También la Asociación Británica para el Progreso de las Ciencias recl-mó públicamente por entonces una mayor atención hacia los temas científicos. Hoy se han dado pasos hacia adelante, pero falta mucho por hacer.

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